jueves, agosto 16, 2007

 

Cristal Room Baccarat - estética por encima de gastronomía



Tras las vacaciones y una primera semana de "re-aclimatación" a París retomo el presente blog, que por desgracia cada día tengo más abandonado. Espero en breve contaros mi visita al impresionante Mont Saint Michel (la sección la subí hoy mismo a la web, y lo visité el pasado lunes), que sencillamente me encantó y no defraudó para nada las altísimas expectativas que tenía antes de visitarlo.

La foto es de la entrada al restaurante Cristal Room Baccarat, uno de los más célebres de París por su decoración basada en la cristalería de Baccarat.

Lo cierto es que como lugar para comer o cenar no es para tanto, la comida es muy cara (lo probé porque se trataba de una ocasión muy especial y a sabiendas de que sería caro, pero no pensaba que tanto) y no es nada del otro mundo, como era de imaginar son platos modernos, con varios sabores en el mismo plato pero sin llegar realmente a ser ninguno de ellos excepcional. Dos personas, con dos platos cada uno, postre, una bebida cada uno y una botella de agua mineral salimos por casi 200 euros (el agua eran ya 10 euros y la marca era Vittel, una marca corriente, nada de agua fashion de fiordos Noruegos ni agua pura de laboratorio ni de estas modernas que tan de moda se está poniendo en algunos sitios); felizmente no pedimos vino, porque si no la cosa sería ya de escándalo, sobretodo cuando los dos salimos con la sensación de no haber comido muy bien, y de que algunos platos por quererlos hacer "fashion" los habían estropeado, como por ejemplo el foei gras, que con los añadidos que tenía nos hacía añorar el delicioso foie gras de Labeyrie (probablemente el foie gras más popular de Francia).

Otra cosa es la decoración, bastante elegante en el restaurante en sí (lamentablemente descubrimos que en restaurantes de 100€/persona tampoco existe la intimidad en París, ya que la mesa de al lado se encontraba a escasos 10 centímetros de la nuestra), y espectacular en la entrada y la escalera de acceso al restaurante, con grandes lamaparas de cristal de Baccarat, chimeneas en cristal con fuego auténtico y donde destacaban dos caras proyectadas sobre cristal que parecían conversar la una con la otra en términos filisóficos. Además de esto junto al restaurante existe una sala de baile que parece sacada de Versalles y un pequeño museo con multitud de preciosas obras realizadas en cristal, vasos, copas y elementos decorativos de todo tipo, donde nos llamó mucho la atención un precioso ajedrez. También es obligado a lo que probablemente es de lo más impresionante en el restaurante, los servicios, o más bien el servicio, ya que tan solo hay uno mixto con 6 puertas individuales, con una decoración de espejos rojos y grises y unos enormes lavabos de diseño en el centro realmente impresionantes.

En resumen, un lugar donde los amantes del cristal disfrutarán como enanos, y un restaurante a tachar en la lista de la gente que disfrute de la buena gastronomía. Por último comentar que el servicio era bastante atento y educado, si bien ellos servían las bebidas en los vasos, y dejaban las botellas en otra mesa fuera de nuestro alcance, y a menudo había que esperar para volver a llenarnos el vaso porque no estaban todo lo pendientes que debieran (personalmente prefiero tener las botellas en la mesa y servírmelas yo mismo que no que se lleven la coca cola por la mitad y luego vengan a rellenármela).

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